Este artículo que escribí hace más de un año en Revista Noticias fue muy comentado y me parece que puede también ser un estímulo interesante para fomentar el diálogo en nuestros encuentros:
Una visión pobrista
El pobrismo no es un mecanismo de dominación, es una visión de la sociedad, una filosofía de vida, una versión del mundo. Como forma de dominación es muy imperfecta, ya que debe pagar un altísimo costo en la violencia que engendra y en la potencial revuelta justiciera que hace asomar en el horizonte. El pobrismo es una forma de vivir la vida y de pensar el país, una manera reducida de concebir al ser, la creencia absurda de que el destino se manifiesta como una serie infinita de carencias y que cualquier propuesta debe respetar el peso de ese límite. La carencia es promovida como si se tratara de una prueba de honradez, como si ser honrado fuera no aspirar a más porque todo querer nos compromete en los caminos del mal. Su moral es una moral de quedados que dicen estar siempre bajo una voluntad ajena, cuando por lo general antes de la existencia de esa voluntad enemiga lo que se evidencia es la falta de una voluntad propia.
El pobrismo es la política de la neurosis, de aspirar a poco, el plan de no pagar, no ya la deuda externa sino ninguno de los precios que una sociedad debe pagar para conquistar un buen nivel de vida generalizado. Ni pagar cada persona los precios de su crecimiento personal, se trate de su crecimiento afectivo, laboral, espiritual, de cualquier tipo. Pobrismo es no ver ni entender que pagar los altos precios que requiere la realización de una persona madura o de una sociedad madura es lo que permite elevar el nivel de vida, como si la finalidad fuera ante todo la de no modificar la existencia de una pobreza a la que se dice querer eliminar pero a la que se reivindica al mismo tiempo como cultura popular, como expresión de sabiduría y campo de valores superiores. Pobrismo es hacer de la comunidad carenciada una comunidad virtuosa, del hombre caído un personaje siempre más valioso y mejor que el hombre entero y capaz de algo. Pobrismo es confundir el hecho de que es necesario ayudar y asistir y educar y formar a quienes padecen de miseria con la creencia de que a ese estado se llega por haber sido bueno.
Pobrismo es rechazar el crecimiento por ver en la riqueza que este genera la huella del diablo, pobrismo es ser más sensible a las pérdidas que todo crecimiento siempre produce que a los beneficios de tales metamorfosis. Pobrismo es estar enamorados de los momentos débiles del desarrollo, preferir subrayar esos costos antes que hacer pie en los posibles resultados de las apuestas osadas y tal vez exitosas. Pobrismo es no aspirar a una vida plena sino a una mera supervivencia, lo que constituye una forma de involucionar. Pobrismo es no querer crecer, ver en el crecimiento una tentación indebida, tener un repertorio de ideas para afear el camino de quien quiere crecer, para arruinárselo, con la moral absurda de que si yo no puedo o no quiero tampoco debe poder o querer nadie. Pobrismo es mirar para atrás, pensar para atrás, querer para atrás, asegurarse la quietud con estratégicas morales de respeto y de temor. Pobrismo es creer que el temor es una reverencia frente a una instancia importante que debe respetarse, no captar la debilidad que ese temor entraña y no querer por lo tanto nunca superarlo.
Pobrismo es creer que la gente que tiene plata no puede querer el bien del país y por el contrario creer que lo que quiere y decide alguien en mala situación es siempre bueno y correcto. Pobrismo es creer que las malas ideas, las comprensiones limitadas de la situación, desde el momento en que se tornan masivas se vuelven también verdaderas e imprescindibles.
Pobrismo es, para un político, cortejar a la pobreza como a una novia, siendo incapaz de generar otra estrategia de poder que la de reinar en el vacío. Pobrismo es depresión de líder que no puede dejar de querer reinar pero no sabe bien para qué, y pobrismo es también suponer que a todo líder le pasa lo mismo, dar esa versión miserable de los hechos según la que todo en el fondo responde al mismo vacío. Pobrismo es halagar al sentido común, halagar al pueblo en sus aspectos más quedados y conservadores, pobrismo es conformar ese poder de un pueblo encaprichado con su facilismo, armar una ciudadanía con el lomo de sus prejuicios bien sobado, contenta de ser mediocre y tiránica a la hora de descalificar cualquier instancia que busque desafiarla, hacerla crecer, llevarla a confrontar con sus límites de comodidad y a desprenderse de su moral de pobreza justa, de pobreza racionalizada, de pobreza padecida pero de la cual siempre otro es responsable, de pobreza que se convierte en plan de lucha en contra de aquel que osó no ser pobre para castigar su osadía.
Pobrismo es preferir no hacer olas y quedarse en el confort y la retroalimentación que produce el grupo de frustrados, es no querer explorar las posibilidades disponibles, preferir el juego de rechazarlas a todas para hacer más fuerte el sentido colectivo de la frustración y centrarse en una lucha inverosímil e inventada, falsa, optar por culpar al rico, al menos pobre, al que busca, como si fuera responsable absoluto de la existencia de las dificultades que se padecen.
No digo que nuestra sociedad sea total y fatalmente pobrista, pero me parece productivo mirar a la cara estas tendencias poderosas en nuestro vida social, porque es el único modo de aspirar a desactivarlas. Hay entre nosotros también otras visiones, más capaces y más vitales. Sería bueno distinguir unas de otras y aprender a apoyar las tendencias más aptas para aprovechar lo que de positivo tiene nuestro momento actual. Argentina tiene necesidad de enormes dosis de buena conciencia, es decir, de modos de mirar la vida que la hagan superar las miserias mentales que engendran miserias materiales. Dejar de creer que nuestra pobreza proviene de enemigos feroces, modificar el vicio de crear y recrear nuestros vacíos meritorios.
5 Comments:
Recuerdo un comentario de Abel Albino sobre el pobre y como lo percibe la sociedad; alguien como nosotros pero sin recursos economicos; cuando en realidad poseen carencias de educación, salud, asistencia social,oportunidades, etc. para una plena integración.
Esto la plata no lo soluciona (como cree el Estado a traves de planes con recursos para comprar voluntades mas que para subsanar carencias).
Hay una necesidad de recursos humanos para hacer posible esa integración, alineados a una visión compartida de largo plazo de la comunidad. En eso el voluntariado a traves de ONG son un buen ejemplo, pero hace falta la coordinación necesaria para no superponer esfuerzos y la decisión politica del estado de querer efectivamente solucionar o tender a solucionar el pobrismo. Si no tengo el marco institucional apropiado es dificil abordarlo.
César
Pensando en Pergamino es que debemos analizar la pobreza en nuestro medio. Si entendemos como pobreza la necesidad, estrechez y carencia de lo necesario para el sustento de la vida.
Hay una serie de datos locales que vale la pena analizar: en Pergamino, en la crisis de los años 2001 / 2002 la demanda fundamental de los carenciados fue el alimento. Con un país incendiado se llegó a asistir a más de siete mil grupos familiares mediante la entrega de bolsones de alimentos mínimos e indispensables.
Ya en los años 2003/2004 la entrega efectiva de bolsones bajó a 5 mil por mes. Hoy, año 2006, se reparten en Pergamino solamente 1800 bolsas de alimentos por mes.
Otro dato sobre los Planes Jefes/Jefas de Hogar: en los años 2002/2003 estos planes estaban en el orden de los 5800; hoy no alcanzan a los mil planes efectivos.
Pregunta: ¿A qué se debe la sensible reducción (bosas de de alimentos de 7000 a 1800; Planes Jefes y Jefas de 1800 a 1000)?
A mi entender por una acertada política local que de la mano de la pequeña y mediana empresa pudieron desarrollar una efectiva inserción de desocupados en el mundo laboral (entre otros, significativa reducción de tasas municipales y beneficios impositivos para quienes desocuparan desocupados).
Esto es una muestra de que con criterio de Justicia y Solidaridad la más nefasta realidad se puede llegar a cambiar y este cambio necesariamente se hace desde la política vista como herramienta de cambio para un mejor vivir de la comunidad.
Pero claro, pasado el incendio de los años 2001 y 2002 y su efecto más inmediato -el hambre y la desocupación- mitigados en gran parte, como hemos visto, las demandas de los carenciados va cambiando y hay que estar alertas a estos cambios: los que ya tienen trabajo piden viviendas y una mejor atención de la salud; a lo que debemos sumar un marco de inseguridad que lamentablemente se vincula cada día más con la droga.
Para cerrar este primer apunte hay que tener en cuenta que para modificar la realidad se necesita más compromiso y participación sea en los ámbitos oficiales como los privados sin fines de lucro; sin una interacción entre ellos no hay solución posible.
Guillermo
Por error consigné una cifra que no es la que se ajusta a lo que quería poner ya que en la pregunta sobre la sensible reducción he colocado como número inicial de los Planes Jefes y Jefas como 1800 y debería ser 5800, como está en los primeros análisis de mi argumentación.
Otra rectificación que debo hacer es donde dice "desocuparan desocupados" debe decir "OCUPARAN DESOCUPADOS".
Guillermo
La Argentina tiene visiones pobristas (la verdad, tengo que familiarizarme con el término, pues jamás lo había escuchado o leído) y tiene también otras visiones.- Aunque comparto que no se puede hacer una apología de la pauperización de la vida.-
Hay ejemplos a mano de personas que han logrado salir de la pobreza, pero a mi modo de ver esto es siempre excepcional.- Lo normal es que el esfuerzo individual no alcanza para superar condiciones objetivas de postergación en materia de educación, capacitación, historia personal y familiar, etc; tampoco, para eludir los fuertes condicionamientos de la estructura social.-
Y es aquí donde ubico el rol del Estado (en todos sus niveles) que debe ser el gran responsable, el gran articulador para remover situaciones de manifiesta injusticia social y para brindar similares oportunidades de educación, capacitación y salud, fundamentalmente, a la enorme mayoria de los argentinos.-
También a las ONG y a la legión de voluntarios sociales, sobre todo a aquellos que superando la visión de solidaridad vertical y unidireccional basada en la ayuda, ponen el eje en la cooperación, en la capacitación, en las potencialidades del otro, con una mirada mas abarcadora que -sin postergar la imprescindible ayuda social-, actua en los otros planos.-
En cuanto a lo de Guillermo, no tengo dudas que felizmente bajó la pobreza en Pergamino, en un contexto de crecimiento del PBI del 8 o 9 % anual durante los últimos 4 o 5 años, con un proceso devaluatorio beneficioso para el esquema productivo de nuestra ciudad y con una fuerte vocación emprendadora de nuestros empresarios que, además, tenía una importante capacidad instalada.-
Voy a seguir pensando en el "pobrismo" y por supuesto, en Pergamino.-
MARCELO PACIFICO
Es una linda manera de justificar actitudes egoístas y antisolidarias... ay, yo me dejo llevar por el entusiasmo que es algo saludable y los pobres que hagan lo que puedan por ellos total yo me fijo en lo que me dictan mis ganas...
Por suerte existe gente que tiene valores nobles como la solidaridad y no todos buscan justificaciones para actitudes miserables como forma de vida....
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